LA INNOVACIÓN ECOLÓGICA EN ESPAÑA

  ESPAÑA Y LA INNOVACIÓN SOSTENIBLE

La mejora continua de nuestro nivel de vida y calidad de vida solo es posible si existe la innovación. De no ser así, nuestro nivel de bienestar quedaría estancado, no aumentaría de forma progresiva. Está empíricamente comprobado que la innovación es un impulsor del crecimiento económico, lo que hace que un país alcance el máximo grado de desarrollo, permitiendo así que la calidad de vida de sus habitantes mejore. 

 

A pesar de ello, la innovación no es protectora del medioambiente. Esto se debe a que las empresas suelen seguir una trayectoria dependiente: las empresas cuya producción e innovación en el pasado ha sido en tecnologías contaminantes prefieren innovar en tecnologías contaminantes en el fututo. Sin embargo, no debemos permitirlo. El agotamiento de los recursos naturales y el calentamiento global son una preocupación importante para las personas, dada la urgencia con la que debemos combatir estos problemas. 

 

De ahí la necesidad de la intervención estatal para reorientar la innovación hacia tecnologías ecológicas. En el caso de España, es un país que forma parte de los países de la Unión Europea que aprobaron el Pacto Verde Europeo en 2009. Se adoptó un nuevo Plan de Acción de Economía Circular, que ponía el foco en la digitalización como palanca para la economía circular. 




 

El índice de Ecoinnovación 2019 fue creado por el Observatorio de Ecoinnovación de la Comisión Europea, y con él es posible medir cada año el progreso de cada uno de los países miembros de la Unión Europea, en lo que respecta a la innovación ecológica.  España se mantiene en el puesto 11 del ranking. El índice anteriormente mencionado refleja que las empresas ecológicas del país no destacan por ser importantes exportadoras. Además, España cuenta con un pequeño número de proyectos relacionados con la protección del medio ambiente o la gestión de los recursos naturales disponibles. En cambio, el país resalta en cuanto a actividades “ecoinnovadoras”, con un registro de 139. Con esto es posible referirse al desarrollo por parte de las pymes de productos sostenibles, así como también a todas aquellas actuaciones ligadas a la eficiencia de recursos. Estos resultados reflejan especialmente el esfuerzo inversor de las pymes para mejorar la sostenibilidad de los productos, servicios y operativa. 

 

A pesar de todo lo anterior, España no está en la lista de países que más invierten en investigación y desarrollo. Cuenta con el perfil de un país que obedece a la baja intensidad de investigación y desarrollo, fundamentalmente la acometida por el Gobierno. Los resultados relacionados con la productividad de la gestión del recurso hídrico tampoco son positivos. Deben tomarse medidas para conseguir que el país sea más resiliente a sequías. 

 

Como conclusión, el informe del Observatorio de Ecoinnovación, resalta como áreas prometedoras en el país las áreas de gestión de desperdicios, el diseño ecológico, la ingeniería verde, el reciclaje, la eficiencia energética, la construcción sostenible, la eficiencia y los sistemas hídricos urbanos. La economía verde, según el informe, ofrece la ventaja adicional de crear empleos y transformar la estructura productiva del país. Sin embargo, el Observatorio identifica como obstáculos clave el “apoyo insuficiente” a nivel político y regulatorio, la falta de financiamiento para proyectos circulares y la falta de conciencia entre los ciudadanos. 

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